viernes, 30 de marzo de 2012

¡Bielsa carajo!




El hombre resistió lo que pocos resistimos en el universo de los medios de comunicación: coquetear con los “célebres”  del periodismo. Cuando joven aceptó su destino de mediocre jugador, pero se puso en marcha hacia un desafío superior: Ser entrenador de fútbol, léase comandar un grupo de imperfectos hombres, para rendir examen -por y con ellos- cada siete días o cuando el fixture lo indicara. Acertó, erró, sufrió, se alegró, padeció (será correcto decir padece?) el Mundial de Japón 2002, la eterna factura argentina, donde varios “célebres”  del periodismo no pidieron, le aplicaron la guillotina.
El hombre tiene DNI futbolero definido y ese club se movilizó por las calles de su ciudad (Ñuls en Rosario) ante el atisbo de un retorno utópico. El estadio de dicha entidad lleva su nombre. Homenaje en vida. Y lo recibió Europa, la Liga de España,allí definen que en 6 meses revolucionó al Athletic de Bilbao.
Para los refutadores de leyendas, hay algunos resultados a la vista.
Marcelo Bielsa, a quién no admiré desde su arranque, su marcha en la Selección etc, deja una elección abierta: las utopías son posibles y hasta para gritarlo con un moño: "Bielsa Carajo!".

miércoles, 28 de marzo de 2012

Yo estuve ahí (festival de rock solidario Malvinas 16/5/1982)

Todo lo accesorio de ese domingo, merece ser obviado: el viaje desde Bernal, la espera, los alimentos no perecederos, la caminata por Núñez, el Monumental vacío al pasar, el día gris, el ingreso a Obras Sanitarias. Haber sido testigo de un festival de rock nacional en plena dictadura, montados sobre la ola triunfalista y futbolística al mismo tiempo provoca un dolor íntimo. No alcanza que todavía hoy pensemos que “darle una oportunidad a la paz” no es una utopía. Si un imaginario juez nos pidiera expresar algo a nuestro favor sólo diríamos que teníamos una sensación plena de que “algo había que hacer”. Y ese algo no pasaba por escuchar a José Gómez Fuentes decir que la guerra “iba a durar todo lo que fuera necesario”, sino depositar la soledad y la incertidumbre en esos músicos –algunos ídolos- que tocaron sobre el escenario de Obras Sanitarias.
Un festival agridulce por la promocionada chance de volver a ver a Sui Generis o el siempre notable talento de Spinetta.
De esa tarde guardo un souvenir: las palabras de León Gieco invitando a pensar a la multitud sobre ese monstruo grande que pisó fuerte lo quedaba de la inocencia de la gente.
(Publicado en la edición de diario BAE del 28/3/2012)