lunes, 2 de abril de 2012

Una lección generosa de Bioy



"El mundo atribuye sus infortunios a las conspiraciones y maquinaciones de grandes malvados. Entiendo que subestima la estupidez".

Estas palabras integran el prólogo del "Breve diccionario del argentino exquisito" de Adolfo Bioy Casares (reeditado luego suprimiendo el "breve"). Una reflexión apta para entender muchísimas cosas. El pensamiento de un prócer y su lucidez compartida hacia los que apenas balbuceamos alguna idea desde el gallinero o la popular.
Tuve la dicha de comentarle a Bioy en una conversación telefónica, antes de una nota por la radio FMSur de Quilmes,  que su novela "El sueño de los héroes" dividía mi vida en dos etapas. Tras esa confesión el escritor me obsequió una gentileza. "Le agradezco, suelen comentar mis mejores amigos que ese libro es el preferido de mis lectores inteligentes", lo expresó con pausas y temblé.
El operador de la emisora tomó la línea para poner al escritor al aire y minutos después, sacando pecho, hice una de las peores entrevistas que recuerde. Para no someter al lector a demasiadas verificaciones de mi aseveración, citaré una de las preguntas a Bioy.
"Maestro, ¿espera alguna vez poder escribir alguna obra ligada expresamente con la realidad?", inferí. Luego de un breve silencio, Bioy enarboló su piedad y me explicó: "Vea, es que casi todas mis obras se nutren, recorren, detallan la realidad. Incluso los relatos fantásticos. El doctor Valerga (personaje cruel de "El sueño de los héroes") sin ir más lejos. ¿No hay demasiados Valergas en la realidad?". Ante tamaña finta, ambos nos permitimos reír de buena gana. Quienes no hayan tenido el privilegio de leer el Sueño... deberán saber que Valerga es un malandra de frac, galera y bastón, un malvado VIP.
Bioy visitaba Quilmes esa noche, cerró la nota con otra gentileza y dijo que esperaba estrechar mi mano luego de su conferencia. No pudo ser, no fuí, sentí la impotencia del papelón, sin apreciar que sangraba mi ego. Tuve vergüenza. No alcancé a considerar la dimensión enorme de la charla.
Y la piedad de Bioy es mi anécdota, su obra, una lección cotidiana.
Una invitación para seguir aprendiendo, siempre.

11 comentarios:

  1. Qué grande, Luis. Gran anécdota. Admitir la debilidad/falla es también una muestra de grandeza.
    Muy recomendable.

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  2. Como el periodista que es, Luis intentó hacer la pregunta más ingeniosa hacia el gran escritor.....todos hubiésemos intentado hacer lo mismo, lo noble es admitir el error. Saludos Luis @cmonteq

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    1. Resistir la tentación de estar acorde al entrevistado es para notables...Gracias por la comprensión.

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  3. Si no es mañana, será pasado, pero voy a comprar "El sueño de los héroes". No se martirice, compañero, por una "mala" entrevista. Que además, seguro, no debió haber sido taaan mala como usted recuerda.

    Un abrazo!

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    1. Es uno de los grandes "Libros de la Buena Memoria" diría Luis Alberto Spinetta. Imperdible.

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  4. Para mí la pregunta fue acertada, Luis. Fue la condensación de lo que muchos -más o menos- hubieran preguntado, sirvió como pie para una explicación clara y sencilla (muy apropiada radialmente hablando) y promovió "reír de buena gana" ¿qué más se puede pedir?

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    1. Reparó en un detalle de regocijo, haber reído junto a Bioy es un verdadero premio. Gracias por su prisma.

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  5. Me encantó Luis! Todavía no lo leí, pero ya siento el empujón para hacerlo! beso!

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  6. Estuvo muy buena la pregunta, hasta hiciste reir a un grande, que no es poca cosa.

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  7. Sofía, Alejandra, son tan amables como generosas en sus palabras. Mil gracias por pasar por aquí.

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  8. Excelente post, estimado Luis. Vibrante. Puedo imaginar la perturbación provocada por el halago del gran Bioy cuando citó a sus mejores amigos en relación a los lectores de "El Sueño..." y luego, la ocasionada por la sensación de no haber hecho "la pregunta inteligente". Varios colegas suyos y una gran cantidad de lectores de Bioy Casares te envidiamos sobremanera esta experiencia. Gracias por compartirla con tremenda humildad.

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